Lo que se pone la Primera Dama es noticia internacional, resultando un factor potenciador para los diseñadores. Otras celebrities vendedoras.
Hay pocas mujeres que lo logren. Y ese podría ser, en realidad, el primer punto del efecto que le da nombre a esta nota: Juliana Awada es admirada por hombres y mujeres por igual.
Mientras el común de las figuras que endiosan los hombres suele sugerir también algunos comentarios desconfiados y hasta cierta envidia en las mujeres, la Primera Dama despierta halagos genuinos en ambos géneros.
Su belleza, elegancia y buen gusto son indiscutibles y han traspasado fronteras, con menciones en la prensa mundial. Y su elección de vestuario, tan cuidada como atinada, oficia como una varita mágica con la que toca al diseñador en cuestión. Porque el segundo efecto Juliana es abrir las puertas de venta a gran escala, potenciando el futuro de quien lleve.Un antes y un después.
Cuando Gabriel Lage fue convocado para vestir a Juliana Awada para la visita de Barack Obama en marzo de 2016, nunca imaginó que aquel vestido tuviera la posibilidad de ser tapa de revistas internacionalestres veces.
“Lo fue en el momento, y después volvió a salir más de un año después del evento, y otra vez cuando seleccionaron a Juliana entre las 10 mujeres mejor vestidas del mundo. Fue una repercusión impactante”, relata.
El de Lage es uno de los nombres que primero se vio tocado por la magia de la Primera Dama, y hasta Vogue Latinoamérica llegó a mencionarlo como el favorito de Awada.
Dos años después, la visita del matrimonio presidencial a España le brindó una nueva oportunidad de lucirse: su vestido rosa apastelado dio la vuelta al mundo, opacando incluso al modelo de terciopelo negro que llevó la Reina Letizia. Aunque esto pueda parecer solo una opinión de los medios, la impresionante respuesta de la prensa en el desfile que realizó el diseñador en España dos meses más tarde sí fue un claro indicador.
“Todos los ojos se posaron en nosotros, para ver quién era el que había vestido a la Primera Dama. Gustó nuestro estilo y diseño por sí mismos, pero logramos una entrada a Madrid mucho más rápida”, sincera Lage.

Pampita, Verónica Lozano, Juana Viale y Mariana Fabbiani son algunas de las que encabezan la lista de celebridades que causan un efecto similar al de Awada.
Hacedora de tendencias.
Otra arista del factor Juliana es el instalar tendencia. Desde que en el G20 se la comenzó a ver con vestidos estilo chemise en formato un poco más abajo de las rodillas (y se profundizó en la reciente gira a India y la visita de la reina Margarita), este modelo comenzó a invadir pantallas de TV.
“Lo que Juliana se pone repercute en ventas al 100%. Está comprobado que la gente va a buscar lo que ella usa, generando un efecto cascada en muchos diseñadores”, describe Wally Diamante, presidente de Grupo Mass, una agencia de gran cercanía con Awada.
“Fijate que cuando algún portal pone una foto suya en un evento, de lo primero que se habla, antes de la razón del encuentro, es de qué tenía puesto. Y esa mirada nacional e internacional, que es un sello de distinción cuando lo lleva Juliana, es lo que cualquier diseñador sueña”, agrega.
Efecto similar.
Aunque a primera impresión podría parecer que es el diseño lo que resulta atractivo (porque si Juliana utilizara un modelo no tan lindo ni atinado sería marcado en la prensa), el que lo lleve una figura como ella de todos modos conlleva siempre un glamour adicional. “El efecto de influencia se genera a partir de la aspiracionalidad que la figura concita en los distintos públicos y el deseo de emulación que deriva de esa aspiracionalidad.
Un diseñador menos conocido puede hacerse famoso en base a que una celebridad elija modelos suyos”, sostienen Ximena Díaz Alarcón y Mariela Mociulsky, socias de la consultora Trendsity.
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